jueves , 18 abril 2024
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UN AÑO SIN EL “MORRO”: “No quieren destapar toda la mierda que hay detrás de su muerte”.

“Desde el minuto uno, me pregunto: ‘¿Qué fue lo que pasó?’. Pero el único que tiene la respuesta es él”, dice Gonzalo García desde Montevideo. En una entrevista, evoca sus últimas conversaciones con el delantero y apunta al accionar de la dirigencia del club.

Tal vez para el mundo del fútbol, Santiago el Morro García fue un gran jugador. Pero para su hermano mayor, Gonzalo, lo era todo. Desde chiquitos fueron compañeros de aventuras cuando residían en el Complejo Habitacional América, en el B° Colón, en el noroeste de Montevideo, junto a su abuela Julia, quien se encargó de la crianza de ambos, ya que su mamá Claudia trabajaba todo el día como enfermera. Y su papá dejó de verlos cuando se separó la pareja y abandonó la casa.

“Desde chico ya parecía ser el más grande, aunque le llevo tres años. Sus características lo hacían ver como una persona mayor. Tenía liderazgo, mucha entrega y una manera especial de hablarles a sus compañeros. Desde pequeño había forjado su personalidad. Parecía que era el mayor, pero era un bandido. Conmigo siempre mantuvo el respeto por ser el mayor. Siempre atento a todo y tirando para adelante”, describe García.

Cuenta Gonzalo que el vínculo, pese a la distancia, era constante. Se escribían todos los días, compartían fotos en el grupo de WhatsApp, hablaban del futuro y de las ganas que tenía el futbolista de regresar a Uruguay. Eso era lo que necesitaba. De eso hablaron hasta el jueves 4 de febrero de 2021, día que todo se derrumbó.

“Ese jueves le mandé un mensaje de WhatsApp. Tenía un tilde solo y no le llegaba. En ese momento no me preocupé, pero me pareció raro. El viernes 5 llamé a Diego Márquez, gerente de Godoy Cruz, para preguntarle si había hablado con él. Me dijo que no. Pero me aseguró que el día anterior no había ido a entrenar. Eso sí me llamó la atención, porque no era de faltar a las prácticas. Inmediatamente, me comuniqué con el portero del edificio El Bosque, donde vivía en el B° Bombal de Godoy Cruz; y me enteré de su fallecimiento. Fue un golpe muy duro”, remarca con voz entrecortada y triste.

Gonzalo mira para atrás y subraya que el haber estado lejos de su familia pudo haber sido un detonante para tomar tan trágica decisión. “Estoy extrañando, me quiero ir”, le había comentado el “Morro” uno tiempo antes.

A raíz de esto, Gonzalo revela: “Sabíamos que estaba con el tema de la depresión, con un tratamiento y un psicólogo. Lo notábamos mucho mejor de ánimo. La verdad que fue tremenda sorpresa y un golpe muy duro. Desde el minuto uno, me pregunto: ‘¿Qué fue lo que pasó?’. Pero el único que tiene la respuesta es él. He pensado miles de cosas. De adelante para atrás y de atrás para adelante. Pero la verdad es que no sé porque tomó aquella decisión”, se lamenta.

Al momento de su suicidio, el Morro era jugador de Godoy Cruz, club que le abrió las puertas del futbol argentino en el 2016 y él hizo de esa provincia su segunda casa. Pero tenía un problema. Hacía tiempo que no se llevaba bien con el presidente de ese entonces, José Mansur.

“Él empezó a inventar cosas e hizo muchas boludeces para no dejar ir a mi hermano al Bolso. Tenemos pruebas de todo. Santiago, antes de su muerte, tenía todo acordado para ir a Nacional, pero faltaba que Godoy Cruz mandara unos papeles. Mansur siempre quiso sacar plata con el pase del Morro. Por ese motivo, no se hizo la trasferencia al Toluca mexicano ni tampoco a Racing de Avellaneda”, acusa Gonzalo, en una charla íntima y exclusiva desde Montevideo.

-Se cumple un año de la muerte del Morro García. ¿Qué recuerdos tenés de tu hermano?

-Tengo mucho dolor. El año es una fecha, nomás, pero desde que pasó hasta hoy todos los días lo recuerdo.

-¿Qué es lo primero que recordás?

En realidad, todo. Sinceramente, este año ha sido muy bravo. Te puedo asegurar que todos los días la gente misma te hacer recordar momentos y situaciones que vivimos. En Montevideo pasar por algún lado es un recuerdo que se te viene a la cabeza. Ir a la cancha es un recuerdo. Ir a todos lados te recuerda a Santiago. Lo tengo siempre presente a mi hermano.

-¿Recibís todavía muestras de cariño de gente allegada al Morro?

-Sí, la verdad que sí. Tengo una frase que la digo siempre: “Siento una mezcla de orgullo y de dolor”. Estoy orgulloso, porque todos los días la gente me habla bien de él y dicen cosas lindas sobre mi hermano. Y conservo mucho dolor porque me gustaría que estuviera vivo para que recibiera esas muestras de cariño. Yo no soy nada, solamente su hermano, pero es una sensación muy rara la que estoy viviendo.

-¿Quién te llamó para contarte lo sucedido?

El miércoles 3 de febrero fue la última vez que hablamos. Al otro día, me llamó uno de sus representantes para decirme que tenía novedades y que se había destrabado la situación para irse a Nacional de Montevideo, que estaba todo OK. Pero me preguntó sí sabia algo de él porque lo estaba llamando y no lo atendía.

-¿Qué le dijiste?

-”Dejá que yo lo llamo y te aviso”. A mí siempre me atendía. Entonces, le marqué y no respondió. Le mandé un mensaje de WhatsApp, tenía un tilde sólo y no le llegaba. En ese momento no me preocupé, pero me pareció raro igualmente. El viernes siguiente, llamo a Diego Márquez, gerente de Godoy Cruz, para preguntarle sí había hablado con el Morro. Me dijo que no; y además me aseguró que el día anterior no había ido a entrenar, que debía presentarse, pero no lo hizo. Eso sí me llamó la atención. Porque no era de faltar a las practicas. Inmediatamente llamé al portero del edificio donde vivía Santiago; y me enteré de la noticia. Fue un duro golpe y fui uno de los primeros en enterarme. Según la forense del caso, murió el jueves 4 de febrero.

-¿Cómo era el vínculo entre ustedes?

-Prácticamente hablábamos a diario. Nos mandábamos mensajes y hacíamos videollamadas. Siempre fuimos muy unidos, porque somos solo dos hermanos. Por el tema del fútbol, lo acompañaba a todos lados y éramos muy pegados.

-¿Cómo era Santiago como hermano menor?

-Yo le llevaba tres años. Él desde chico ya parecía ser el más grande. Hasta el día de hoy pasa que creen que el Morro tenía más edad que yo. Sus características lo hacían ver como una persona mayor. Tenía liderazgo, mucha entrega, una manera especial de hablarles a sus compañeros. Desde chiquito armó su personalidad. Parecía que era el mayor, pero era un bandido. Conmigo siempre mantenía el respeto por ser el más grande. Siempre atento a todo y tirando para adelante. Recuerdo que desde niños jugábamos al baby fútbol con amigos y competíamos a ver quién hacia mas goles.

-¿Es cierto que jugaban a la PlayStation y el que perdía hacía los mandados y cocinaba?

-Sí, nos pasábamos todo el día jugando a la Play. Nuestra mamá trabajaba todo el día y nos quedábamos solos en casa. Empezábamos a las 16 y terminábamos tarde. Apostábamos que quien perdía hacia los mandados, cocinaba y limpiaba los platos de la semana próxima. Vivíamos compitiendo entre nosotros y haciendo apuestas.

-¿Es cierto que te llamó el mismo día que tuvo un encuentro con Diego Maradona para contarte que lo había conocido?

-Sí, me llamó desde el vestuario tras un partido entre Gimnasia y Esgrima La Plata y Godoy Cruz. Estaba muy contento. Me decía: “El Diego me quiere llevar para Gimnasia”. Me contó que Maradona había visto muchos videos de él, de goles y lo quería llevar para allá. El Morro le respondía: “Vos estás loco”.

-¿Cómo está tu mamá, Claudia?

-Bien, mejor ahora. La pasó muy mal, como todos. Tuvo un bajón anímico importante. Con ayuda de los familiares salió adelante, además de una atención psicológica. Ahora está trabajando y eso la ayuda a tener la cabeza en otro lado. Tiene que seguir adelante por sus nietos y por el resto de la familia. Está mejor, pero la estamos llevando. No se si cayó en un cuadro depresivo, pero los primeros meses fueron muy bravos. Poco a poco lo fue superando. Le sirvió salir a la calle a hacer un mandado y estar rodeada de sus nietos.

-¿Superaste ya su partida?

-La verdad que fue un golpe muy fuerte. Siempre fue muy querido. Se hace difícil todavía superar la situación. Encima, cuando voy, por ejemplo, al supermercado, aparece gente que no te conoce y te detiene para hablar bien de Santiago. Te quiere dar un abrazo y te saluda, eso es muy fuerte. Hay que aprender a asimilarlo y hacerlo costumbre. Sobrellevarlo y entender a las personas. En los primeros meses, me pasaba de no poder estar en lugares encerrados, porque me agarraba ataques de pánico. Es muy bravo y difícil, te retrae mucho esta situación. No querer salir ni a hacer un mandado para evitar juntarte con gente que no conocés. Cuesta entenderlo, por eso a veces uno se retrae un poco y no quiere salir de su casa. Un saludo te hace acordar de algo y te bajonea. Pero tenemos que seguir adelante por nuestros hijos y los amigos. Es jodida la situación, pero hay que seguir en el día a día.

-¿Cómo está la hija de Santiago?

Bastante bien. Prácticamente toda la familia va al psicólogo. Es día a día y se arranca de cero. Algunos días son más complicados que otros. Pero tenemos que salir adelante. Y sobrellevarlo de la mejor manera posible.

-En los días previos a su fallecimiento, ¿lo notabas mal anímicamente?

-En realidad, no. Habíamos tenido varias charlas previas. Cuando uno está lejos de su familia y de sus amigos las charlas surgen por ese tema. Me decía: “Estoy extrañando, me quiero ir”. Quería volver a tomar un mate con sus amigos. Yo toda la vida estuve vinculado al fútbol por el Morro. Tengo amigos en ese ámbito que han estado viviendo en varias partes del mundo. Me dicen que extrañan a sus seres queridos y deciden pegar la vuelta para jugar al Nacional B por el solo hecho de estar cerca de su familia. Resignan plata y fama. La gente no entiende eso. Hay que estar lejos de la familia para saber lo que están padeciendo. No es fácil vivir esa situación. Encima, cuando las cosas no van bien todo se potencia.

-En ese momento, en plena pandemia, y cuando atravesaba una depresión, ¿pensaste en viajar a Mendoza a estar con tu hermano?

Sí, pero me fue imposible. Las fronteras en Uruguay estaban cerradas. Por ese motivo, no pudo verlo antes. Cuando había averiguado para viajar, me salía entre 5 mil y 6 mil dólares el pasaje. Además, tenía que hacer cuarentena en la Argentina y al regreso en mi país. En total, 15 días entre ambas cuarentenas. El pasaje estaba carísimo. Recuerdo que cuando quería viajar Santiago estaba jugando muy seguido, pero me era imposible ir a visitarlo. La única manera era que se abrieran las fronteras para que Santiago viniera a pasar unos días a Montevideo. Pero seguíamos siempre en comunicación. En su momento, quería venir para el fin de año de 2020, pero no pudo por el miedo a que no pudiera regresar a Mendoza a entrenar el día indicado para el comienzo de la pretemporada, y que Manzur hiciera una conferencia de prensa para culparlo por su llegada tarda. Entonces, la pasó en Mendoza con varios integrantes del plantel.

-¿Qué lo afectó en su momento?

-Él padecía el estar lejos de su familia. Sabíamos que estaba con el tema de la depresión, con un tratamiento y un psicólogo. Lo notábamos mucho mejor de ánimo. La verdad que fue tremenda sorpresa y un golpe muy duro. Desde el minuto uno, me pregunto: “¿Qué fue lo que pasó?”. Pero el único que tiene la respuesta es él. He pensado miles de cosas, de adelante para atrás y de atrás para adelante, pero la verdad que no sé porque tomó aquella decisión.

-¿Él quería volver a Montevideo?

-Sí. Desde que arrancó la pandemia quería volver a Montevideo. Igualmente, en Mendoza estaba muy cómodo, pero lejos de su familia. En cada mercado de pases, sonaba su nombre para Nacional de Uruguay y para otros clubes también. Tuvo chances muy concretas para irse del Tomba. Siempre manifestó: “Si a Godoy Cruz le sirve y a mí también, me voy. Si no, estoy más que tranquilo acá”.

-Entonces, ¿qué pasó que no se dio su pase al Bolso?

-Nacional no estaba en condiciones económicas de pagar una transferencia, por ende, al Tomba nunca le sirvió su pase a ese club. Sí hubiese aceptado un préstamo, pero el conjunto mendocino no quería eso porque tenía la traba de José Mansur, su presidente, quien siempre quiso sacar plata con el pase de mi hermano. Por ese motivo, no salió la trasferencia al Toluca mexicano ni tampoco a Racing de Avellaneda. Y mucho menos a un club de Dubai, que también lo buscó.

-¿Por ese motivo se desgastó la relación entre el “Morro” y Mansur?

Si, fue por eso. Mansur empezó a inventar cosas e hizo muchas boludeces para no dejar ir a mi hermano al Bolso. Esa es la realidad. Que él la cuente como quiera. Tenemos pruebas de todo. Santiago, antes de su suicidio, tenía todo acordado para irse a Nacional, pero faltaba que Godoy Cruz mandara unos papeles.

-¿Cuál fue la traba que le puso el ex-presidente del “Tomba”?

-Empezó a decir que faltaba el papelito de acá y de allá. Son formas que tienen los dirigentes del fútbol para presionar a los futbolistas. Que “falta este papel o quiero tanta plata” para aceptar su salida. Se la pasan especulando con que llegará otro club con más dinero. Mansur se la pasó siempre hablando mal de mi hermano y, por atrás, pidiendo millones de dólares a los clubes para venderlo. Él decía que el Morro era el peor del mundo. Y después pedía 5 millones de dólares por su pase. Cosas irracionales.

-Cuando falleció tu hermano, ¿te llamó Mansur o algún dirigente de Godoy Cruz?

-Me llamó el presidente, pero le corté. Le dije unas cuantas cosas y no quise hablar más con él. No quería dialogar con alguien que iba a mentir de entrada y, además, no esperaba nada de esa persona. Si lo atendía era para que me mintiera. Esas cosas se dicen en la cara, no por teléfono. Tenés que tener la valentía de manifestarlo en persona. Cuando murió mi hermano, fui a Mendoza a darle el ultimo adiós y ni fue a buscarme. Estaba con cola de paja, por eso no fue.

-¿Se acercó al velatorio de tu hermano?

-No fue él ni tampoco se acercaron dirigentes que yo conozca del club. Capaz que fue alguno, pero de los que yo veía seguido cuando iba al hotel o a los partidos, ninguno. Mansur no fue al velorio porque estaba de vacaciones. Se ve que no podía o capaz que perdió el ómnibus rumbo a Mendoza.

-¿Hay una causa judicial abierta por la muerte de Santiago?

-Está abierta desde el momento que pasó todo. Todavía no se cerró misteriosamente la causa. Nos tiene que llamar un psicólogo-forense por ser familiares de Santiago. Todavía estamos esperando. Sé que la Justicia es lenta, pero ya pasó un año. La gente nos decía que “hasta que no haya elecciones a presidente en Godoy Cruz no va a pasar nada”. Y fue tal cual. No quieren destapar toda la mierda que hay detrás de la muerte de mi hermano. Es muy extraño y loco. No sé que pensar. Las elecciones en Godoy Cruz fueron un mamarracho. Te das cuenta de que Mansur tiene un poder en Mendoza y es increíble.

-¿La causa es contra el ex-presidente o contra el club?

-Todavía no pudimos hacer nada, porque aún no se sabe si fue un homicidio o un suicidio. No está cerrado el expediente. Para la fiscal, hay dos caminos hasta que se compruebe la verdad. Nosotros no tenemos pruebas de que haya sido un homicidio.

-¿Habías hablado con Mansur alguna vez por la situación que estaba atravesando tu hermano?

-Sí, una vez lo llamé. Fue antes del posible pase a Toluca. En verdad fue por un cúmulo de cosas, porque siempre todo lo malo que sucedía en Godoy Cruz era por culpa del Morro. Lo bueno era del presidente. Yo siempre hablaba con mi hermano y le decía: “Me tiene podrido (Mansur), no lo aguanto más. Cuando vaya a Mendoza le voy a romper la cabeza”.

-¿Qué te respondía?

-”No te metas, porque es peor”. Y tenía razón, porque el jugador siempre es el que pierde. No me metí nunca, hasta que un día me agarró con los cables cruzados. Lo llamé a Mansur y le dije de todo. Al rato, me llamó el Morro y me dijo: “Me acaba de llamar el presidente y se enojó”. Por Dios, hasta eso tiene Mansur, no tiene huevos para agarrársela conmigo.

-¿Por qué no se hizo el pase a Racing?

-Habría que preguntarle a Mansur. Así de sencillo. A Toluca tampoco lo dejó ir. Ambos casos fueron muy bizarros. El de Toluca fue aún más bizarro, porque hicieron una foto con él en la presentación y todo por el solo hecho de presionar al jugador. Mi hermano le había aclarado que “por menos de esta plata yo no me muevo”. El pase se hacía por 6 millones de dólares. Pregúntenle a Mansur cuánto quedaba para Godoy Cruz y todo eso. Él sabe todo.a a tener que dar una explicación de qué fue lo que pasó. Para que él declarara, tuvimos que presentar un escrito. Porque, si no, no pasaba ni cerca de la fiscalía. No sé si no quiere declarar, pero me hago muchas preguntas al respecto. Si un jugador de fútbol se suicida y declaran 10 personas aclarando que tenía mala relación con el presidente y no lo llaman a él, deja muchas dudas. Es medio raro.

Por último, Gonzalo le dejó un mensaje a todos los que se acuerdan del Morro: “Le agradezco a toda la gente, en nombre de mi familia y amigos. Ojalá lo recuerden siempre con esa sonrisa, y que no se olviden de él”.

Fuente: Infobae

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