Omar Osvaldo De Felippe, nació en Mataderos, Buenos Aires, Argentina, el 3 de abril de 1962. Antes de ser futbolista profesional y Director Técnico de Fútbol, fue soldado y veterano de guerra.
“Siempre lo digo, más allá de lo familiar, el fútbol me salvó la vida. Era mi motivación para seguir cada día después de haber vuelto. La guerra y el fútbol no tienen nada que ver.”
De Felippe, el 7 de abril de 1982, cuando jugaba en las divisiones inferiores de Huracán, fue llamado por el Ejército para ir a la Guerra de Malvinas.
“Hablar de Malvinas me llevó casi 7 años. Me escapaba de las notas porque no tenía claro qué contar.”
A los pocos días desembarcó en Isla Soledad y tras caminar más de 12 kilómetros por un camino sinuoso y acechado por las bajas temperaturas llegó a Puerto Argentino.
En el transcurso de la guerra no sufrió heridas de gravedad mayor aunque estuvo cerca de la muerte más de una vez. En una ocasión, su capitán, el Capitán Zunino, le salvó la vida al ordenarle que abandone su posición en el momento oportuno.
“Uno debe homenajear a los compañeros que volvieron y a los que quedaron allá. Es importante que no se olvide y las nuevas generaciones lo sepan.”
Una bomba cayó en el lugar exacto en el que se había estado resguardando segundos atrás. El 14 de junio la guerra llegó a su fin. “Cuando se firmó la rendición, nosotros estábamos volviendo del frente. Caminamos unos ocho kilómetros, pero fue un caos. Si bien la guerra se había terminado, nos seguían disparando. Hubo heridos y hasta muertos. Fue un descontrol. Teníamos que empezar a readaptarnos a lo que sería la vuelta. Nos juntaron a todos en Puerto Argentino para llevarnos al aeropuerto y, en la mitad del camino, nos iban desarmando. Eso fue devastador”, recordó.
Fuente: Wikipedia
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